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Feminizando la política

  • 5 diciembre, 2016

En Podemos los hombres ocupan más puestos de poder que las mujeres. Como en todos los partidos políticos. Defienden bastantes propuestas feministas pero el poder es masculino. Ahora bien, creo que las críticas a Pablo Iglesias por sus declaraciones sobre la feminización de la política no son objetivas ni honestas.

He oído atentamente su intervención y comparto casi todo lo que dijo. Desde luego, no se expresó con claridad pero yo lo valoro porque no es habitual oír a los políticos hablar de la ética de los cuidados.

Entiendo que reclama rescatar esta visión para la política. La vida pública no será menos patriarcal sólo porque las mujeres ocupemos puestos de poder o porque los consejos de administración de las empresas estén más equilibrados. Lo cierto es que muchas mujeres han adoptado roles masculinos en sus trabajos para mantener sus carreras profesionales. Y así no cambiaremos las cosas. Si una mujer es consejera de una multinacional y no lucha por implantar medidas de conciliación efectivas, porque no se penalice la maternidad, por cambiar el modo de hacer las cosas, nuestra lucha no habrá servido de casi nada.

El objetivo del feminismo que yo reivindico como forma de cambiar el sistema, va más allá. Tenemos que ocupar cargos públicos (¡viva la paridad!) pero también incluye reivindicar los cuidados como pilar fundamental que mantiene a la sociedad. Y eso supone reconocerlos y recompensarlos. Hay que construir otra lógica del reparto. Porque en el mundo de lo público, de lo que está fuera de casa, sea institucional o empresarial, es el mundo del tener, del conseguir cosas. Y el mundo de lo privado es el mundo del ser. Del “tener” valores. Y sin este, aquel está perdido. No solo se desmorona porque no puede existir sino que su desarrollo es agresivo, implacable, injusto.

¿Qué al sistema no le interesa reconocer ni valorar el mundo oculto de los cuidados? Claro, es mejor que sigamos manteniendo nosotras la sala de máquinas del transatlántico. Pero que no se confíen, estamos saliendo a cubierta, vamos con nuestros hijos y nuestras hijas a cuestas, con nuestros mayores al lado, con las personas dependientes de la mano. Con los expulsados del sistema. Para cambiar el sistema y que todo el mundo, hombres y mujeres cuidemos. Porque todo el mundo necesita que lo cuiden.

Eso sí, Pablo, la próxima vez, que te expliquen bien lo que quieres decir e intenta asumirlo como propio, porque si no, la volverás a liar.

 

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