Mamá, además, emprende
Pero si tú me dices ven, lo dejo todo,
que no se te haga tarde
y te encuentres en la calle
perdida, sin rumbo y en el lodo
si tu me dices ven, lo dejo todo.
Me ha llegado información sobre un curso sobre apoyo a madres emprendedoras que se oferta con un queremos que mamá vuelva a casa. Uf, a mí se me ponen los pelos de punta. Entiendo el fondo: vamos a conciliar, pero cuidado, muchos están felices con que queramos “volver a casa”. Porque esa no es la solución mágica para conciliar. ¿Habéis probado a trabajar en casa con tus peques? ¿sin más apoyo? ¿sin tribu? ¿lo habéis logrado sin volveros locas? Pues ya me diréis cómo…
Se trata de una opción personal pero si lo aceptamos como una cuestión de mamás, el sistema continuará siendo feliz porque nosotras seguiremos encargándonos del mundo de los cuidados sin cobrar un duro mientras que ellos tienen todas las opciones. Y sin ese trabajo que sigue siendo mayoritariamente femenino, los engranajes de papá Estado no funcionan.
Porque nos puede gustar disfrutar de la crianza pero normalmente en el lote van casi tooodas las demás tareas domésticas, así que la balanza se desequilibra. Y podemos llegar a sentir la casa como una cárcel, a veces de seguridad porque no consigues salir en todo el día ni quitarte el pijama-uniforme de rayas.
Lo cierto es que la crianza nos puede frenar a nivel profesional, y puede que sea por elección propia pero ahí está la clave, ¿por qué esa elección va con penalización incorporada? Porque la peque crecerá y ¿entonces qué? ¿dónde estará el hilo de nuestra faceta profesional? Yo creo que perdido en el lodo. Entonces o bien porque no queremos descolgarnos del mundo del trabajo remunerado, o bien porque necesitamos completar nuestra vida de mamás-en-modo-criando con otras cosas, o porque no nos queda más remedio, muchas nos liamos la manta a la cabeza y emprendemos. Que es de risa, porque como todo el mundo sabe, en este país las políticas de apoyo al emprendimiento son la pera limonera.
Dice una amiga mía, pues te reinventas. Ya, si en ello estamos y seguro que de esa reinvención sales fortalecida, pero en demasiadas ocasiones el precio a pagar es muy alto. Supone remar contra la marea y con la prole en la espalda. Y allá vamos nosotras con nuestros churumbeles en el fular a comernos el mundo. Y oye, a mordisquitos pero ahí estamos. Así que cuando crezcan las criaturas que se agarren a la silla los apoltronados. ¿Os imagináis vuestras vidas con más tiempo?
Así que la que quiera que siga en casa o que vuelva, pero con apoyos por favor. Y si vuelve algún papá tampoco pasa nada, ¿eh?