Tú también eres feminista
Sonsoles Ónega ha escrito su primera novela y trata sobre conciliación de la vida laboral y personal. Dice que es una novela “no feminista”. ¡Qué afán tienen algunas personas por negar cualquier relación con el feminismo, suena a “a mí que me registren”. Esto de yo no soy feminista lo oímos muy a menudo pero parece mentira en una mujer informada e informadora como ella no sepa a estas alturas de qué va esto del feminismo. Creo que las palabras son lo que significan y hay que reivindicar su sentido aunque esté pervertido por los intereses que sean, en este caso los que tienen los y las machistas, porque quien no es feminista es machista, no caben términos medios. Y eso porque el feminismo, que es una corriente política, un movimiento social y una filosofía de vida, además es muy variado. Hay muchos feminismos, con un punto básico común que es la lucha de las mujeres contra la opresión patriarcal pero con mil matices diferentes. Así que es raro que si eres una persona más o menos inteligente y solidaria, no encuentres “tu” feminismo. Y mientras no perdamos estos miedos impuestos no dejaremos de hacerle el juego al sistema que pretende decidir por nosotras cuál tiene que ser nuestra opción de vida con relación a la maternidad.
Tampoco estoy de acuerdo con su idea de por dónde tiene que ir la conciliación. La solución que propone la periodista es delegar, tareas, biberones. Aparece así la corresponsabilidad. Y podría haber añadido, delegar en guarderías, en salus, en personas contratadas para ocuparse de nuestras casas, hijas, hijos, mayores…liberarnos de estas ataduras para conseguir situarnos en el espacio público. Tener tiempo para ser igual de competitivas que ellos.
Y claro que los hombres se tienen que implicar mucho más y el Estado tiene que articular medidas para socializar los cuidados, pero resulta que hay mujeres que no quieren renunciar a ocuparse de sus hijos, de sus hijas, que ya crecerán y tendrán tiempo de hacer otras cosas si el sistema cruel se lo permite. Porque nos han vendido que el trabajo remunerado libera y sí, el dinero es fundamental pero vamos a matizar, a qué libertad nos referimos cuando hablamos de largas jornadas de unos empleos que en muchos casos no son en absoluto satisfactorios cuando no resultan indignos directamente.
Pero claro, al patriarcado le interesa que trabajemos también fuera de casa, ellos y nosotras. Dicen algunas feministas, casi siempre desde el feminismo de la igualdad, que el mismo patriarcado intenta ahora en estos tiempos de escasez de empleo, que volvamos a las casas a cuidar de la prole y así nos quitan de en medio. Y que muchas han caído en estas redes y se dedican a dar teta y más teta siguiéndole el juego a los que mandan. Pienso en las mujeres que deciden imponer un ritmo ralentizado a su vida laboral (la del trabajo remunerado) o que prefieren aparcar por un tiempo este aspecto de sus vidas por la satisfacción que les produce vivir la maternidad a su manera. Mujeres que tienen un nivel de formación en general muy alto y pensar de ellas que son víctimas del sistema es un argumento simplista. Por supuesto, en esos ámbitos se considera que esas de la teta no son feministas. Así que la polémica esta servida y los enfrentamientos son a veces muy intensos, mucho. Y digo yo que si a estas alturas tenemos que situarnos o en un lado o en otro de forma obligada, y nos negamos el derecho a considerarnos feministas porque estamos en otro espacio vital de qué libertad estamos hablando. Que los que mueven los hilos se estarán frotando las manos pensando, “ja, ya están enfrentadas otra vez, las de la igualdad, las de la crianza natural…mientras se pelean en los foros nosotros a lo nuestro, que no es lo suyo”.