Niñas empoderadas, niñas felices
Hay muchas pequeñas cosas que están a nuestro alcance cuando pensamos en coeducar, en tratar como iguales a las criaturas que han llegado a nuestras vidas. Si tienes una hija, puedes aplicar alguna recetilla fácil:
La primera es básica, nooo le compres ropa rosa. Vale que no es fácil encontrar ropa de bebé de colores y salirse de los aburridos rosita y azul celeste, pero busca que algo hay. Tampoco cubras su habitación de oseznos gorditos sobre nubes sonrosadas. Tu hija se va a encontrar tan presionada para seguir “el camino de las chicas” que está bien que en casa intentemos compensarlo. Y los colores nos son casuales.
Pon a su disposición juguetes neutros. Si tu círculo de amistades/familia aparece con muñequitas cursis y juguetes sexistas a menudo, mándalos de excursión una temporada (a los juguetes). Y si ya ha crecido y te parece que no puede vivir sin sus muñecos, es fundamental que tenga a su alcance otras opciones. En algún momento se animará a cambiar de juego.
Nooo la llames “princesa”. Vamos a ver, ¿tú no eras republicana? Pues eso. Si no quieres que tu hija se pase la vida buscando al príncipe azul (y cruza los dedos para que no lo encuentre), no le des ideas. De paso, cuando te refieras a ella habla en femenino, si te diriges a ella en masculino igual no le haces cuestionarse su identidad de género pero seguro que no contribuyes a empoderarla. No vale el «cómo sois los niños» si no hay ninguno presente…Y si hay chicos en la sala y, de vez en cuando, utilizas el femenino plural tampoco pasa nada. No va a aparecer un académico de la Santa Rae en tu salón a leerte la cartilla.
Puede que la bebita sea suave, amorosa y mimosa y te la quieras comer cuando la coges pero recuerda que está comprobado que, desde que nacemos, nos dirigimos de manera diferente a los niños y a las niñas. Aunque con ellos usemos “tono bebé”, con ellas tendemos a usar “tono bebé superñoño”.
La mejor manera de que tu hija crezca libre es no llenar sus días de calificativos pero si no lo puedes evitar, intenta usar los que no va a oír en la calle (al menos cuando la gente se refiere a nosotras), esos que se suelen aplicar a los niños: valiente, fuerte, traviesa…
Y cuando tenga un conflicto, enséñale a decir NO. Que exprese lo que siente y no se deje presionar. Es el mejor regalo que le puedes hacer para que se mueva con libertad e independencia en este mundo machista en que le ha tocado nacer.