Me acabo de topar con una campaña para visibilizar el papel de las mujeres en la Historia. Se trata de un “programa educativo de sensibilización por la igualdad de género”. Si os mata la curiosidad, podéis verlo aquí. Esta propuesta para los coles parece muy trabajada. La presentan así: “para que los alumnos y alumnas de Primaria trabajen en grupo, planteándose qué quieren ser de mayores, cómo alcanzar sus sueños, buscando grandes referentes femeninos, derribando estereotipos de género y fomentando la igualdad”. Casi nada. Y, además, encajable en el currículo escolar, no sea que nos salgamos del caminito legal.

Y diréis, ¿y qué tiene de malo algo así? Pues nada si no fuera que el programa está patrocinado por Mattel, en concreto por Barbie. Yes, habéis leído bien, BARBIE.

Y es que las estrategias del heteropatriarcado capitalista son inescrutables. Bueno, en realidad sí que las podemos averiguar, consisten en vender y controlar. En definitiva es una cuestión de poder, lo de siempre, (Arrimadas, bienvenida al mundo de la política…sí, el feminismo es anticapitalista, -ver La razones de Arrimadas para no apoyar la huelga feminista del 8-M: «Algunas de sus protestas van contra el capitalismo«-).

Y en esa estrategia de control patriarcal no se puede desperdiciar entrar en los lugares donde se pretende empezar a formar a las personas consumidoras del futuro, los colegios. Y ahí van con sus Barbies como bandera. Después de la Barbie embarazada que cuando le sacas el bebé se queda igual de flaca, la Barbie discapacitada o las Barbies de negro dignas del #MeToo, ahora llega la Barbie feminista, la mejor representante del feminismo cool, la que hace creer a las niñas que pueden ser lo que quieran, tener lo que quieran y lo que es mejor, mantenerse siempre flacas y con la columna indemne a pesar de los tacones.

Así las cosas, para la mani del 8 de marzo no sé si ir de morado o ponerme una peluca rubia, que una ya se pierde con la simbología.