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Activismo y educación libre

  • 21 julio, 2016

He discutido con una amiga sobre pedagogía alternativa y la posibilidad de luchar por el cambio educativo desde la escuela pública o la elección de otra fórmula. Estoy disgustada y creo que es porque me joroba, por no decir otra cosa, que se tache de elitista cualquier opción que no sea el colegio estatal. Es cierto que si entendemos elitista exclusivamente desde el punto de vista monetario, pagar una cuota por la educación de tus hijos o hijas lo resulta. Y esto es así porque le damos un valor que suena a clase alta, a exclusividad, a rechazo de lo diferente. Y nada más lejos de mis principios. Creo en la escuela múltiple, variada, inclusiva, feminista, respetuosa. Pero es cierto que, por desgracia, casi nunca resulta posible encontrar algún centro que se acerque a estos valores dentro del sistema oficial por lo que muchas familias optamos por buscar lugares que estén en el camino hacia ellos. Y esto a costa muchas veces de renuncias personales y profesionales.

Creo en una educación diferente y que ésta es un pilar fundamental en el camino a otra sociedad más amable, más justa, más solidaria. Y creo que en el camino tenemos que unirnos todas las corrientes. Desde la escuela pública a la autogestionada. Porque todas tenemos que aprender las unas de las otras, podemos encontrar puntos de vista interesantes que aportar y el objetivo, según lo entiendo, es común: que los niños y las niñas tengan una infancia feliz, una formación completa para desenvolverse en su vida adulta y que los colegios sean motor de cambio social. Por esto es tan importante la participación de las familias y que los centros se conviertan es lugares participativos, comunitarios. Que sean modelo para peques que crecen viendo a sus familias colaborar y formar parte de esta realidad. Y esto se puede llevar a cabo desde una escuela rural pública con todos los condicionantes que lleva a cuestas, demográficos, sociales, culturales, políticos…o desde la escuela alternativa más puntera con todos los suyos, personales, comunitarios, pedagógicos, económicos…

Porque activismo es luchar desde una AMPA sin recursos contra viento y marea pero también desde el cooperativismo precario e impopular.

 

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