La crianza con apego no es crianza natural
A menudo resulta complicado criar con apego. Con la soledad en la que vivimos el embarazo, el parto o el puerperio en esta sociedad capitalista, con el trabajo que nos cuesta estudiar, reflexionar y defender esta decisión, cuando lo hacemos, no estamos experimentando la crianza natural, estamos eligiendo criar con apego. Hemos adoptado una teoría, basada en las necesidades de los niños y las niñas, que es reflejo de aquella otra, pero no es igual. Y como buenas estudiantes aplicadas, sacamos nota y colechamos con nuestro bebé primero, con nuestro hijo después, y además con el nuevo bebé si llega. No pasa nada, nos compramos una cama king size. Porteamos hasta que abultan más que nosotras. Damos teta hasta los siete años si hace falta, que es la edad tope de destete en seres humanos según la antropología. Y si el hijo mayor no tuvo a bien destetarse ni cuando estabas embarazada y no tenías leche, ni cuando al final del embarazo empezaste a tener calostro y mira que dicen que sabe mal, claro, no iba a dejarlo cuando aquello fue otra vez la fiesta de la leche calentita. Y ahí sigue, rondando a ver qué cae. Y es que las mamíferas destetan a sus crías a patadas si hace falta.
Es muy habitual escuchar que hay que volver al modelo de crianza de nuestras abuelas. Muchas defensoras de la crianza respetuosa suelen decir que daban teta a demanda y durante mucho tiempo, cargaban a los bebés en brazos y además dormían con ellos. Esto es cierto en parte. Las madres daban teta cuando el bebé pedía porque resultaba lo más cómodo y también porque era la única opción posible. La otra hubiese sido criar con leche de vaca, oveja o cabra o con el potaje típico de cada zona, que era lo que se hacía en situaciones excepcionales. Las madres cargaban a sus bebés porque era la única manera de realizar las tareas de la casa y las que les correspondían fuera: el campo, la artesanía, el pastoreo… Cuando el colecho se prolongaba en el tiempo, la razón solía tener más que ver con la falta de espacio en las casas que con satisfacer las necesidades de los niños y las niñas. Ellas adaptaban su crianza a las circunstancias, nosotras criamos a pesar de las circunstancias.
Así que vamos a llamar a las cosas por su nombre, crianza con apego, respetuosa, consciente, pero natural, natural, va a ser que no.